Es normal sentir nervios o incertidumbre antes de asistir por primera vez a un taller de constelaciones. ¿Tengo que hablar mucho? ¿Qué pasa si me eligen? ¿Me van a exponer?
Para sacarle misterio, quiero contarte paso a paso cómo se desarrolla una constelación familiar típica en mis talleres.
1. Entrevista
Empieza cuando elijo a alguna de las personas que tienen intención de trabajar un tema. Supongamos que te elijo a vos. Para empezar, definimos dos cosas claves: el motivo de consulta (qué te pasa) y el objetivo (qué quieres lograr). También te pregunto sobre hechos concretos de tu familia (quiénes la componen, separaciones, muertes, migraciones, etc.), sin entrar en juicios ni opiniones sobre si «era buena o mala persona». Vamos a los hechos.
2. Configuración
Basado en lo que hablamos, te pido que elijas a personas del grupo para representar a los involucrados (por ejemplo: un representante para ti y otro para tu padre). Los colocas en el espacio según tu imagen interna.
3. Lectura de la imagen
Observamos. ¿Dónde miran los representantes? ¿Están cerca o lejos? ¿Hay tensión? Esta «geometría» nos revela las dinámicas inconscientes que están operando en el sistema y que quizás no habías visto antes.
4. Intervención
El propósito es pasar de la imagen del problema a una imagen de solución. Para esto, a veces propongo frases o cambios de lugar en el espacio. Siempre chequeando cómo te sentís vos con esos movimientos.
5. Cierre
Una buena constelación no necesariamente termina con todos abrazados y felices. Lo que buscamos es ver el nudo y cómo desatarlo. Iniciar un movimiento de cambio, integrar una nueva mirada que te dé fuerza.
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Participar en un taller es una forma potente de ampliar la mirada. No hace falta tener experiencia previa, solo disposición.
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