Las Constelaciones Familiares se han popularizado mucho en los últimos años (multiplicado desde la serie Mi Otra Yo en 2022), pero lamentablemente a veces rodeadas de malentendidos. A menudo escucho a personas que las ven como algo esotérico, o que hay que «creer» en algo o que es una solución mágica.

Como me gusta encarar este trabajo desde una mirada lógica y didáctica, aquí te comparto 5 claves para entender de qué se trata esta herramienta.

1. Las constelaciones familiares no son magia

Es importante aclarar esto: las constelaciones no son un espacio místico, ni una sesión de espiritismo. No canalizamos energía ni nos «baja» información del más allá.

Aunque Bert Hellinger (quien desarrolló la técnica) no solía citar muchas fuentes, su teoría se basa en principios sólidos como la Teoría Sistémica (mirar el contexto relacional y no solo al individuo), el trabajo de Milton Erickson (hipnosis y lenguaje no verbal) y la Fenomenología (observar lo que es, sin juicio).

2. Una técnica orientada a la solución

Existe la idea errónea de que vamos a escarbar en el pasado para buscar culpables. No es así.

Si bien miramos hechos de la historia familiar, el objetivo es destrabar conflictos del presente para avanzar hacia el futuro. No buscamos la causa por curiosidad, buscamos actualizar la imagen interna y las pautas de relacionamiento para vivir mejor hoy.

3. Más allá de tu propia constelación

En un taller grupal, no solo sana quien constela. Al trabajar temas universales (padres, pareja, hijos, duelo), todos los participantes entran en resonancia. Muchas veces, al representar el rol de padre o hermano en la constelación de otro, comprendes algo profundo de tu propia historia.

4. Es una experiencia vivencial

Racionalizarlo es difícil. Es una experiencia que pasa por el cuerpo. Al «representar» a personas que no conocemos, aparecen sensaciones y emociones que nos dan información sobre las dinámicas ocultas del sistema. Es lo más parecido a «ponerse en los zapatos del otro» de forma literal. Pero no se trata de actuar y, además, la información que da cada individuo no es tan importante como la imagen global que se forma como sistema.

Como explico en el artículo sobre constelar por otros, la presencia es fundamental para que esto funcione.

5. ¿Qué hacer después?

La constelación trabaja a distintos niveles (consciente, inconsciente, verbal, físico, imagen, experiencia, etc.). Por eso, muchas veces recomiendo «olvidarse» de lo que pasó y dejar que la nueva imagen interna se asiente. No se trata de analizarlo mentalmente, sino de dejar que el movimiento de cambio continúe en tu vida cotidiana.

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